“Creías. Siempre había dos bandos para cada batalla.
Ahora. Nada existe sin su opuesto. No tienes hasta que te falta.
Transcurres. Los días (sean más o sean menos, incluso horas o minutos, a veces van tan rápido…) son un barca que nos pasea de uno a otro extremo, cruzando de orilla a orilla, sin más término medio que el viaje entre esos lados que se encuentran inexorablemente.
Evolucionas. No te dejas llevar por la corriente. Si te buscas, has de complicarte. El enemigo está en ti, jugando amistosamente contigo.
Callas. No puedes hablar de alegría, calor o presencia si no has sentido próximos la tristeza, la ausencia y el frío. La oscuridad aparece cuando añoras la luz. Un precio a pagar. La necesaria cara y cruz para seguir rodando.
Entiendes. Lo positivo es lo que te mueve, lo que te vive, es lo que rompe el cascarón para salir de donde sea. Lo negativo te colapsa, te paraliza, te apresa, te mata.
Asumes. Tu verdad está en el camino que transitas entre ambos (bandos, orillas, caras...)
Dramatizas y frivolizas. Lloras para poder reír más tarde.
Vives. Y no es auténticamente real, ni lo que te crece, ni lo que te hace desaparecer del mapa.
Y así es como se columpia uno de la estupidez a la lucidez, sin complejos."
Ahora. Nada existe sin su opuesto. No tienes hasta que te falta.
Transcurres. Los días (sean más o sean menos, incluso horas o minutos, a veces van tan rápido…) son un barca que nos pasea de uno a otro extremo, cruzando de orilla a orilla, sin más término medio que el viaje entre esos lados que se encuentran inexorablemente.
Evolucionas. No te dejas llevar por la corriente. Si te buscas, has de complicarte. El enemigo está en ti, jugando amistosamente contigo.
Callas. No puedes hablar de alegría, calor o presencia si no has sentido próximos la tristeza, la ausencia y el frío. La oscuridad aparece cuando añoras la luz. Un precio a pagar. La necesaria cara y cruz para seguir rodando.
Entiendes. Lo positivo es lo que te mueve, lo que te vive, es lo que rompe el cascarón para salir de donde sea. Lo negativo te colapsa, te paraliza, te apresa, te mata.
Asumes. Tu verdad está en el camino que transitas entre ambos (bandos, orillas, caras...)
Dramatizas y frivolizas. Lloras para poder reír más tarde.
Vives. Y no es auténticamente real, ni lo que te crece, ni lo que te hace desaparecer del mapa.
Y así es como se columpia uno de la estupidez a la lucidez, sin complejos."
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