“Con qué éxtasis me hace suya
la vergüenza.
Con qué grito espeluznante
lanza chuchillos de
dolor
sobre mi pecho.
Aquí me tienes .
Permanezco quieta y expectante,
ansiosa de tu voz, de tu palabra.
Quiero morir por esta violación diaria
que es tu ausencia.
Por la quietud que esgrimes.
Por el desprecio que me hago
en cada entrega.
Por mi empeñada ceguera.
Por este insoportable amor
que viene a encarcelarme hasta los ojos
cuando duermo.
Por la triste debilidad mía,
hora tras hora.
Por entregarte mi vida en dádiva silenciosa
hacia ninguna parte.
Con qué fuerza inhumana de otro mundo duele esto.
Como las ganas de los sueños que se quiebran solos.
Como la cima de una montaña mágica que nunca alcanzo.
Duele la fe donde guardo mis labios mordidos,
fieles sirvientes a
tu espera.
Me humillo de rodillas frente a un enorme vaso
que bien pudiera albergar el universo
Pero que no puede estar por ti
sino vacío. “
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